Una muerte, una madre, una ciudad

Por Eduardo Marín Cuello

-¿Dónde estabas en ese momento Dios?, ¿Dónde estabas tú? Grita en medio de un inconsolable llanto la voz de una madre, mientras ve cómo el ataúd que lleva en el interior el cuerpo de su única hija, es enterrado en el cementerio Jardines de paz, de Santa Marta. (Norte de Colombia)
Margarita, la madre de Lina (vestida de negro), llora frente a la tumba de su hija, mientras es consolada por familiares y amigos.


La mujer que llora y reclama al creador es Margarita Sanjuanelo, una profesora de idiomas que el pasado viernes 4 de febrero perdió a su hija Lina Del Rosario Payares Sanjuanelo, la estudiante de noveno semestre de Ingeniería Ambiental de la Universidad del Magdalena, que fue asesinada por poner resistencia en un atraco donde le quitaron su teléfono celular.


Se dice que Lina salió de su casa, ubicada en el barrio Villa Universitaria, en horas de la mañana.  Hacia el medio día se encontraba donde uno de sus amigos, con quien compartía la afición por la música. Allí entonaron unas canciones y hablaron de todo un poco; incluso de la muerte. Poco antes de las dos de la tarde, Lina se despidió de su amigo, quien llora sobre la tumba recién cubierta mientras se culpa de lo sucedido, y antes de llegar a caminar tres cuadras del barrio El Porvenir, un par de individuos a bordo de una motocicleta, quienes al parecer habían estado merodeando el sector, la abordaron, la ultrajaron en el brazo, le quitaron su blackberry y, en el forcejeo, sonó un disparo que alarmó al sector mientras la bala iba a dar a un lado del pecho. En el corazón exactamente.


El homicidio de la estudiante Lina Del Rosario Payares Sanjuanelo, es una muestra fehaciente de la inseguridad que azota a la ciudad de Bastidas, como se conoce a Santa Marta, y por qué no, a todo el territorio colombiano. Pues entre 2005 y 2009 el índice de homicidios aumentó en un 16%, es decir que se pasó de 34 asesinatos a 39 por cada 100.000 habitantes en todo el país, manifiesta Medicina Legal en un informe publicado por la Revista Semana.


Siguiendo con esto, el departamento del Magdalena presentó el año anterior un total de 458 homicidios, según reporte de la Policía Nacional. De estas muertes, 154 ocurrieron en la capital Santa Marta.


Margarita, la madre de Lina, es una respetada profesora de la Institución Educativa Distrital Hugo J. Bermudez. Reconocida por su fuerte carácter, su disciplina y los innumerables consejos que brinda a sus estudiantes en clase. Quienes han sido sus alumnos en los últimos 20 años, son testigos del gran amor que sentía por su única hija, a quien ponía de ejemplo a sus alumnos de Lengua Castellana (Español) e Inglés. Todos en el Hugo J. sentían ganas de conocer a la hija de la profesora, "la que tiene buena ortografía; habla inglés, portugués y se sabe todas las señas del lenguaje de los sordomudos."


Alumnos de Margarita, colegas y compañeros de trabajo, la acompañaron y acompañan en estos momentos tan tristes para ella. Lo propio, hacen los incontables amigos que Lina dejó en  todos los lugares donde llegó. Por eso el funeral era un verdadero río de gente que, en medio de la tristeza, protestó con pañuelos blancos ante el Comando de la Policía del Magdalena exigiendo justicia por la muerte de la joven estudiante. Pues pese a que se tiene un retrato hablado del presunto homicida, quien según descripciones tenía el cabello tinturado de amarillo, no se ha dado con el paradero de éste y se encuentra prófugo. 


La investigación se adelanta y una recompensa de 30 millones de pesos (unos 16 mil dólares) es ofrecida por parte de la Policía y la Alcaldía Distrital, a través de sus representantes máximos: Coronel Cesar Granados Abaunza, comandante de la Policía del Magdalena, Juan Pablo Diazgranados Pinedo, alcalde de Santa Marta; quienes el pasado sábado 5 de febrero en horas de la tarde encabezaron una rueda de prensa en las instalaciones del ayuntamiento.


Y es que con Lina, son cuatro los estudiantes universitarios que han sido ultimados. Los primeros dos casos fueron: Mateo Matamala y Margarita Gómez, asesinados el 7 de enero en San Bernardo del Viento - Córdoba. Ambos eran estudiantes de Biología de la Universidad de Los Andes y quienes al parecer fueron confundidos por investigadores, razón por la cual fueron asesinados por hombres que presuntamente pertenecen a la banda criminal de 'Los Urabeños', una degeneración y herencia de los grupos paramilitares desmovilizados durante el gobierno presidencial de Álvaro Uribe Vélez. Por este hecho hay una recompensa de 50 millones de pesos (USD 26 mil)


El otro caso es el ocurrido en el municipio de Cereté, también en el departamento de Córdoba, el día 2 de febrero cuando Silvia Mora Castellanos, estudiante de Administración de empresas de la Universidad de Cartagena, y Juan Ariza Castellanos, estudiante de Mercadeo y Ventas del Sena, primos entre sí, se encontraron con la muerte al retornar de una fiesta rumbo a su casa. Las autoridades de Córdoba ofrecen 100 millones de pesos (USD 53 mil) por informaciones relacionadas con el hecho.


Para esta semana, se esperan varias marchas en contra de la inseguridad en Santa Marta. El asesinato de Lina fue la gota que rebozó la copa. Movimientos estudiantiles sobretodo, han mostrado su inconformismo y su activismo, convocando personal para las manifestaciones a través de redes sociales como Facebook. "La protesta por el asesinato de Lina del rosario Payares Sanjuanelo es el viernes 11 de febrero a las 10:00 Am en la entrada de la Universidad del Magdalena."  Así reza el mensaje dejado en varios perfiles de esta red social.


La investigación avanza mientras el terror se apodera de una ciudadanía que se siente insegura y paranoica. En algún lugar de la ciudad, también hay una madre fuerte, totalmente quebrantada, que llora y aún no se explica por qué su hija no entregó el celular.