De duendecillos y negocios

Relato del mundo, de la calle, para el mundo.

Por Eduardo Marín Cuello

El pasado jueves, caminaba por la carrera 15 buscando la calle 18, el callejón que es identificado como la vía que va a 'El Níspero'. Eran eso de las 10:30 más o menos. La sede de básica primaria de la Institución Educativa Distrital Industrial, como muchos colegios de la ciudad, ya había 'soltado' a los alumnos. 

Algunos jugaban 'boliche', otros comían mango biche, otros corrían y otros estaban sentados en el andén de enfrente de su escuela. Más adelante, poco antes de llegar a donde inicia la remodelada paredilla de la Universidad Sergio Arboleda, había tres niños que se lanzaron rápidamente del árbol de mango donde estaban bajando algunos. Cayeron y corrieron. Uno se retrasó por coger un mango que se le cayó y luego se alcanzó al otro par, gritando "Démen el mango que me cogieron, no sean vivos, nojoda".

Uno del par se detuvo, se volteó y le lanzó el mango diciendo:-Toma, nojoda. Tú si lloras.

El niño agarró su mango, de hilaza si mal no recuerdo, y se fue.

Los otros dos continuaron avanzando y cuando pasé por su lado, en ese mismo instante, pararon una mototaxi, uno de ellos tomó la vocería y dijo al conductor:

-Hey, vale. ¿Cuánto nos llevas a la Avenida del Río? Yo voy pa' Las Vegas y él pa' Las Malvinas.
-Dos pesos (2 mil pesos)- respondió el asoleado mototaxista.
-Tenemos uno y medio. ($1500)- Replicó el negociante niño.
-No- reafirmó su posición el conductor.
-Joda, estás jodí'o. Vas a dejá de ganarte 1500 por andá pesa'o pidiendo 2 mil...

Yo sonreí al ver al infante negociar y seguí mi camino. La moto me pasó en mi camino hacia la 18, pero pasó vacía.

10 o 15 segundos después pasó otra, y llevaba al par de pitufos, un par de duendes que, aunque no eran azules, eran hábiles en su vocablo y convencieron a un mototaxi que seguramente se dijo:

-Yo no estoy jodío, mejor los llevo y me gano eso en vez de andar pesa'o cobrando 2 mil.