Los Gitanos de la cumbia social

Gypsy Kumbia Orchestra, sonidos del Caribe emitidos a través del sentir canadiense se hicieron escuchar con su lírica de cambio social en el lanzamiento del 2° SierraMar Fest.

Por Eduardo Marín Cuello

Santa Marta, Norte de Colombia. 10:15 p.m. Trombones, tambores, clarinetes y trompetas suenan con ritmo de cumbia por la carrera 3 entre calles 17 y 18 del Centro Histórico de esta ciudad.


Lo raro aquí, no es la algarabía sino quienes la producen. Son los miembros de la Gypsy Kumbia Orchestra, una banda canadiense que se ha dedicado a producir sonidos, principalmente, a partir de la mezcla de los ritmos de Europa del Este y de Colombia.

Este grupo de hombres de barba montaraz, mujeres de miradas penetrantes y vestimenta circense, hacen de la cumbia y el mapalé una verdadera fiesta gitana que encanta y hechiza los cuerpos de los cientos de samarios que se han volcado al 'parade'. El desfile, marca el lanzamiento de la segunda versión del SierraMar Fest, un Festival que mezcla la música alternativa con un mensaje de paz y equilibrio con el medio ambiente.


La gente, encantada tras la música, me recuerda la historia de El flautista de Hamelin, ese que hechizó a las ratas para sacarlas del pueblo. Aquí, las notas de la 'Cumbia Gitana' sacan a los samarios de su estado de ceguera, de depresión, de problemas políticos, ambientales y sociales, al menos por un momento. Eso se reflejó en el show que ofrecieron en tarima, en el Parque Bolívar.

Anit Ghosh es el violinista y director musical de la Gypsy Kumbia Orchestra. Hace un par de horas me dijo, en su español poco fluido, que no tenía "nada para enseñar a Colombia", sólo que era un violinista que había notado que en este país de casi 46 millones de habitantes hay pocos colegas suyos.

Y es verdad. En esta tierra de valles y montañas, es más fácil encontrar guitarristas, tamboreros, acordeoneros y pianistas, aunque tal vez nunca lleguen a tocar temas de nuestro folclor, ni mucho menos en un concierto. Simplemente, porque "los músicos están destinados a morirse de hambre, son vagos que no hacen nada productivo", según mucha gente de este país.

Al menos, Gypsy Kumbia sí ha investigado el arraigo cultural, ha mezclado sonidos de nuestras raíces, lo social con lo ambiental y se proyecta en la comunidad, como lo hiciere otra banda que participará en este Festival: Systema Solar, que estuvo en el barrio El Oasis de Santa Marta.


"Danzar, Danzar, Danzar", esa es la invitación que hacia las 10:45 p.m. hacen los miembros de la Gypsy Kumbia mientras más de mil personas -agrupadas en el Parque Bolívar- bailan al son de "La pollera adolorida" una versión crítica, directa y artística de la cumbia tradicional. El público está formado por mayoría foránea. Más cachacos, más extranjeros y menos samarios. Los de acá no están acostumbrados a eso, que fue gratis. Quizá, un juvenil artista vallenato o un reggaetonero, con todo respeto para ellos y sus géneros, hubiera llevado a más gente; porque al final, sólo se bailaría y se entretendría al público. Aquí, no analizamos, no criticamos y, mucho menos, mejoramos nuestra actitud. Es difícil hacerlo. Por eso nada más, se deduce que la ciudad está absolutamente perdida; la destrucción, la corrupción, la represión y otros demonios nos han poseído. Bailemos, pero bailemos algo que libere el espíritu y escuchemos lo que nos haga más críticos de nuestra sociedad.


En eso se puede resumir la música de estos gitanos que vienen haciendo una gira por Colombia. Hasta  la medianoche mantuvieron en trance a los asistentes, recordando que la vida es un baile, que algunos bailan con la más fea, pero que al dejar este mundo, nadie quita lo bailado.

Quizás Anit, piense que no nos enseñó nada; tal vez lo dice así porque sabe que en el fondo él no lo hace sólo. Es toda la Gypsy Kumbia la que nos enseña que nuestra raíz, nuestra esencia es liberadora, transformadora de nuestra mente, nuestro espíritu y nuestro proceder. Somos Macondo y estos gitanos nos trajeron el gran descubrimiento del mundo moderno.