¡Qué 'espectáculo' de fútbol!

El Fútbol genera divisiones, así como la Religión y la Política. Aquí, algunos "cambios de frente" en este credo balompédico que parece no tener unas políticas claras y estandarizadas.


Por Eduardo Marín Cuello

Foto de Futbolred
A todos los que nos gusta el fútbol, nos sentimos encantados cuando los equipos son de toques progresivos; recuperación de balón rápida -en caso de que se pierda-; "dribleo fino y lujoso" cuando es necesario para darle vistosidad al juego y muchos goles, ojalá resultados de tocatas "bailables" o de tiros de media distancia. Ni hablar de tiros libres, y centros, y demás. En pocas palabras: un buen espectáculo. Algo que "pague la boleta".

Sin embargo (y es una realidad tremenda), así se juegue horrible lo que vale es ganar. Defenderse como gato boca arriba y aprovechar un contragolpe o una jugada de pelota quieta. Eso sirve para ganar el Mundial de Fútbol, como lo hizo Italia en el de Alemania 2006; o ganarle la semifinal al encopetado FC Barcelona de Pep Guardiola, como lo hizo Mourinho con el Inter de Milán en la Uefa Champions League 2009-2010.


Por estos días, algunos critican la manera de jugar del Unión Magdalena en los cuadrangulares que buscan ascender a dos equipos de segunda división a la Liga Águila, el torneo de fútbol profesional de primera categoría en Colombia. "Que no juega a nada"; "que bartolea mucho"; "que está vendido"; "que el técnico está caga'o", entre otros argumentos válidos y respetables. Pero lo que vale es ganar y al América se le ganó. Ahora vendrá el Cortuluá y también se le debe de derrotar así se juegue horrible.

Tenga presente que el resultado, al final, es el que manda en el fútbol. Si es bueno, mantiene técnicos, además de que cotiza y transfiere jugadores a equipos "grandes"; pero si es malo, a los primeros les rueda la cabeza, mientras que a los segundos se les va cerrando el panorama y el futuro profesional.

Cierro este capítulo y abro otro: el estadio en el cual juegue si asciende.

Lamentablemente, el fútbol es un negocio. En Colombia no es la excepción, pero aquí -además- es un negocio mal llevado. Los estadios en su mayoría pertenecen a los entes territoriales y no a los clubes deportivos. En ese sentido, las decisiones políticas -muchas veces- retrasan (o agilizan) un proceso dependiendo de la persona que ejerza autoridad, su ego y "el legado" que pretenda dejar a sus electores, como podría hacerlo bien el alcalde de Santa Marta; o como los mandatarios de Riohacha (La Guajira) y Ciénaga (Magdalena) que apoyaron al huérfano Unión Magdalena al quedarse sin estadio en marzo del año pasado. En el caso del estadio Eduardo Santos, se necesita la colaboración del gobernador departamental, Luis Cotes Habeych, para resolver este lío burocrático.

Además de que pocos equipos tienen su propio estadio e instalaciones exclusivas para su preparación, acondicionamiento físico y demás, también son pocos los dueños de clubes que buscan un gran espectáculo, traducido en un conjunto de futbolistas talentosos que asegure la taquilla y los títulos -o la participación destacada que conlleve a representaciones internacionales responsables y categóricas-. Eso también genera ingresos, y renombre, y publicidad, y lo que usted quiera.

El mejor análisis de estos fenómenos del fútbol colombiano, lo hace el economista, Jorge Tovar, al referirse a los bajos ingresos de los equipos a razón de los torneos cortos, cuando expresa que "los clubes promueven un sistema de torneo que va contra la elemental necesidad empresarial de minimizar la incertidumbre", todo esto producto de los torneos cortos en los que, por ejemplo, no se juega de local contra todos los equipos.

Tovar, quien además trabaja con la Universidad de Los Andes, agrega que esto también se ve reflejado en lo deportivo, porque "los equipos no tienen una segunda vuelta para recuperarse".

Esos males: el mal fútbol desarrollado, los pocos ingresos y algunos temas políticos, entre otros, muestran que la visión deportiva y empresarial de muchos en este país es de corto plazo. Tan "cortoplazista" es que toca aumentar el cupo de equipos en primera división; inventarse cuadrangulares de ascenso para que "históricos" descendidos regresen a 'la A', aunque no tengan estadio. Para la muestra, un botón "azulgrana y bananero" del que soy hincha.